viernes, 16 de octubre de 2015

Premio internacional de la Fundación Hasselblad

Hiroshi Sugimoto

El premio Hasselblad es el mayor galardón que se le puede otorgar a un fotógrafo hablando internacionalmente, fundado en 1980 por Fundación Erna y Víctor Hasselblad y otorgado a figuras tales como Manuel Álvarez, Henri Cartier-Bresson, William Klein; distingue sobre todo a artistas que han logrado una labor profunda y sobresaliente en este formato.
Hiroshi Sugimoto es un fotógrafo japonés que radica periódicamente en Nueva York y Tokio. Suele trabajar en series, de las cuales destacan “Dioramas” y “Portraits”, sus series suelen tener los mismos elementos estéticos.

Nació y creció en Japón, se dice que sus primeras fotografías las tomo en una sala de cine mientras se reproducía una filmación de Audrey Hepburn. Estudió sociología en la Universidad Rikkyo en Tokio
La manera de ejecutar una fotografía de Hiroshi Sugimoto es compleja, usa largos tiempos de exposición, en una cámara de 8X10 de gran formato lo hacen un portento técnico.

Lo que veo en la obra de Hiroshi en una profunda reflexión de la imagen llevada a cabo de una manera paciente, calmada, pero poderosa y activa. En su serie "Dioramas" logra confundir al ojo para hacernos pensar que esas escenas realmente pasaron, haciendo un juego simbólico tan fuerte que revela una cantidad de preguntas, es decir que transmite más que el solo hecho de adivinar que esas “escenas” que vemos no son sino dioramas.  Dice Sugimoto que lo primero que hizo al llegar a Nueva York era ser un turista y que termino de algún modo en el Museo de histora natural y que al ver los dioramas le parecieron falsos, pero que al entrecerrar los ojos él podía “ver como la cámara” y entonces le parecieron más reales. Fue entonces que se dispuso a fotografiarlos para recrear esa sensación, que nos hace recrear en la falsedad de la imagen. Algo que vimos tanto con Sontang y con Ritchin, la cámara nos miente y Sugimoto lo usa a su favor en una suerte de trampantojo. 




Lo mismo sucede con su serie “Portraits” donde retrata figuras de cera de personajes históricos, pero esta vez usando un montaje de luz que genera dramatismo. Se basa en el famoso retrato que hizo Hans Holbein el Joven de el rey Enrique VIII. Utiliza dos estructuras simbólicas, por un lado las figuras de cera son retratos de personajes de poder, al igual que el rey Enrique VIII; por el otro son figuras de cera que al ser retratadas (como los dioramas) parecen reales. Entonces las figuras al ser personajes importantes dotan de ese poder al retrato apoyando así lo “real” en la imagen. Una tercera estructura simbólica podría ser la intención de sustituir a la pintura, con un modelo recreado, es decir que a partir de puras falsedades construye algo que parece ser real. Sugimoto remata diciendo: 

If this photograph now appears lifelike to

you, you had better reconsider what it means to be alive here and now.



- Hiroshi Sugimoto





Es claro entonces que su intención ahora no solo deviene en lo real y lo falso, sino que ahora nos habla a cerca de la vida y la muerte.

Una característica en la obra de Sugimoto es como ya mencioné las largas exposiciones en películas de gran formato, sus primeros experimentos con estas herramientas es la serie “Theaters”, donde motivado por una visión en un sueño, fotografía un largometraje completo en una sola exposición. Es decir que deja abierto el obturador de la cámara durante la proyección de una película entera. Lo que obtiene en la pantalla en blanco y el cine iluminado. Se dice que las películas tristes dejan menos iluminación a la sala de cine que las películas que tienen un final feliz. La reflexión que me da es otra vez una dicotomía ante la felicidad (luz) y la tristeza (sombra), este juego de contrarios, que sin uno el otro no existe. 




Otra serie que habla de la luz y los tiempos de exposición es “In praise of shadow”. Es capturar durante toda una noche como se consume una vela, capturando el recorrido de la flama. Este recorrido comienza de arriba hacia abajo. Sugimoto dice que captura “la vida de una vela”, su motivo es la domesticación del fuego. Él controla esta vida y le permite vivir y le da un significado a esa vida, y es que nos muestre su camino a la sombra, a su extinción para dejarnos a ciegas, cuando Sugimoto cierra el obturador. 



No toda la obra de Sugimoto son dicotomías que luchan sin cesar, por ejemplo en “Seascapes” retrato el mar y su horizonte durante largos periodos de exposición, algunos de hasta tres horas. Todas las fotos que fueron tomadas en distintos lados del mundo son exactamente del mismo tamaño. Lo que retrata es el mar y el aire, cosas elementales que generan algo igual de elemental: una línea que divide la fotografía en dos, arriba y abajo, aire y agua, pero que a lo largo de las distintas fotos vemos como esa línea llega a fundirse. Para Sugimoto estos elementos en conjunto son la vida. 




Sugimoto puede parecer muy elemental en su trabajo, pero es un trabajo profundo, reflexivo y sobre todo paciente. Logra con elementos simples acercarnos a sus inquietudes, no da las respuestas, pues no es su interés.Ganar el premio Hasselblad si bien es una manera de legitimar al fotógrafo como “el mejor” y marcar una tendencia en la forma de hacer fotografía, también es y quizá más importante para mí, un indicador que nos demuestra cómo cuando un artista tiene claro lo que quiere de sí mismo y sigue con fiel sinceridad ese camino logra imágenes que nos interrogan y nos desplazan.
 

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