Magistral
Rafael Lozano-Hemmer es un artista mexicano, que radica en Canadá.
Durante la magistral habló
retrospectivamente de sus obras que realiza en dos líneas, las obras que intervienen
espacios públicos y las obras de tamaños más chicos. Las obras que realiza son
todas interactivas y dependen del público para existir. Donde la luz es un
elemento escultural, que reacciona a pulsaciones cardiacas, la presencia etc.
Destacó la pieza que realizó en conmemoración a los estudiantes masacrados en Tlatelolco
en 1968, pieza llamada “voz alta”, basado en un poema del estridentista Xavier
Icaza que versa de una gran bocina que se posicionaría en la cima del
Popocatépetl para emitir la voz de los grandes artistas. Rafael amplifica la
voz en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, no solo la amplifica, la
transforma en luz que apunta al edificio de Relaciones Exteriores, las voces
que se transformaban en luz era una emisión de radio constante con voces como
las de Carlos Monsiváis, era una transmisión continua solo interrumpida por las
voces de las personas que deseaban hablar a través de estos amplificadores de y
transformadores de la voz.
Presentó piezas que ha instalado a lo largo de su trayectoria,
las piezas pequeñas también necesitan del espectador para activarse.Al final de la magistral Rafael hablo de las diferentes
maneras que ha encontrado para vender su trabajo, de hecho esa es la razón por
la cual comenzó a hacer piezas más pequeñas, pero lo que tuvo real importancia fueron
los concejos que nos dio, con toda su experiencia y de cómo ha encontrado que
algunos defectos del uso de las tecnologías (la obsolencia) pueden ser una oportunidad
para seguir obteniendo ingresos.
Rafael vino a presentar su pieza “Nivel de confianza”, la
cual consta de un algoritmo que a través de la detección facial, trata de
identificarte con los 43 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa. Experimente la pieza y es una sensación que
conecta, es una pieza que lo que busca es generar empatía, como casi todas las
obras de Lozano-Hemmer. Pero después de analizar la pieza, yo y varios
estudiantes nos dimos cuenta de una segunda lectura que genera la pieza y
termina por confundir. Caímos en cuenta que la pieza imitaba las labores de
investigación del gobierno mexicano, una búsqueda simulada, una búsqueda interminable,
una búsqueda sin encuentro. En este sentido, la pieza raya en la burla, imita
sin querer el mismo mecanismo de los medios oficiales, donde los 43 siguen y seguirán
desaparecidos. La pieza garantiza el fracaso de la búsqueda.
Fue una inquietud que se externo durante una filmación que
Lozano-Hemmer estuvo realizando después de presentar la pieza, inquietud que le
interesó pues es una pieza realizada por un mexicano que vive fuera del país,
de un artista que viene de una posición acomodada y que nada tiene que ver con
conflictos que no le atañen. Lozano-Hemmer preguntó si la pieza no supera esa
segunda lectura, esa ambigua sensación de engaño, y lo que respondí fue que
mientras experimentaba la pieza, sí, sentí que era un espejo y por unos
momentos me sentí identificado y conectado. Rafael piensa que con eso su pieza
es efectiva.
La experiencia de haber
convivido con un artista de la talla de Rafael Lozano-Hemmer fue un gran
esclarecimiento de las maneras de producción, distribución, y monetización de
las piezas artísticas en los nuevos medios.
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