Largometraje dirigido por Godfrey Reggio en el año 1983 con la música de Philip Glass.
De un impacto visual solido, difícil de olvidar. Realizada
con tomas de time-lapse, combinadas con tomas de película, donde en algunos
casos es difícil identificar un recurso del otro.
La cinta comienza con extensas tomas aéreas del paisaje
natural de E.E.U.U. durante la primera parte de la película, mostrándonos la
majestuosidad del paisaje, siempre potencializado por la música minimalista de
Glass, para después contrastar con tomas larguísimas de las grandes ciudades también
en territorio estadounidense. Ésta yuxtaposición genera un contraste donde
dimensiona el paso del ser humano sobre la tierra, es un mensaje claro y
contundente, que tiene como motor la contradicción del paso agresivo y veloz
del progreso humano. La naturaleza se mueve a un tiempo distinto al que se vive
en las ciudades, por eso el recurso del time-lapse es idóneo para está película.
No tiene dialogo pues para el autor las palabras no logran
describir lo que las imágenes sí. Lo humano y las dimensiones del mundo que
habita, las consecuencias de su constante explotación de los recursos
naturales. Todo en el filme tiene sentido, hasta las pocas palabras que tiene: Koyaanisqatsi
significa “vida fuera de equilibrio” de la lengua Hopi, pueblo original del
territorio norteamericano.
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