Lo que nunca fue
1
El desarrollo de la fotografía y su inclusión al mundo del
arte como hemos visto es en gran medida a que en Estados Unidos a principios
del siglo XX buscaba una identidad y no tenía el peso de una tradición
pictórica que detuviera el paso de la fotografía como medio de expresión artística,
sumado a la influencia del pensamiento de Walt Whitman. Pensadores como Roland
Barthes han intentado definir el qué o el por qué de la fotografía.
Pero el problema radica que ni siquiera en artes más
antiguas se ha podido definir qué es la pintura sin acudir a sus términos formales,
a sus definiciones de diccionario, definiciones que además han cambiado con el
tiempo. El esfuerzo que sentí en La cámara Lucida lo valoro por introspectivo.
Si el libro llega a alguna conclusión definitivamente la tomaré como una a la
que llega alguien desde su particularidad y que además no quiere que su
particularidad me abarque.
2
El punctum es su
aportación más importante para mí, desde luego en la condición de estudiante (operator), el generar punctum es una
ambición nueva, pero también me lleva a la autoevaluación y no encontrar en ninguna
de mis fotos el punctum es
decepcionante y poco alentador. Pero de inmediato traslado sus conceptos a
otros ámbitos fuera de la fotografía y creo por ejemplo que el punctum está en otras expresiones artísticas;
desde Barthes podría decirse que es artificioso encontrar el punctum en una pintura de Caravaggio,
porque no es generado por la contingencia y la casualidad. Seguramente lo
encontraré en piezas tridimensionales e incluso en lo multimedia.
3
Las redes sociales como Facebook o Instagram difícilmente
llegan a studium, son imágenes tan
desechables, que incluso creo que el propio studium
queda diluido, debido a lo sumamente visuales que somos, no hay ejercicio
de retención y el studium es labor de
quien ve la imagen (spectator); para
Barthes las “sociedades consumen en la actualidad imágenes y ya no, como las de
antaño, creencias” (Barthes p. 177). Llegar a tales estados, desde operator hasta studium requiere de un nivel de sensibilidad e introspección inusuales
pero no difíciles de alcanzar (o recuperar). Esa sensibilidad de Barthes es
necesaria en el desarrollo de nuestros propios proyectos; la forma en la que va
deshilando su propio gusto, cuestionándose sin temor a no poder responder o
peor aún, a poder responder, es indispensable para poder revalorar lo que
hacemos como supuestos productores de objetos culturales y más profundamente
averiguar qué sentido tiene lo que hacemos y lograr responder de manera parcial
esas preguntas.
4
No sé si Barthes conoce la hiperfotografía y ver el
encuentro de la frase “la fotografía no miente” contra el proyecto de Sputnik
de Fontcuberta donde logró engañar al mundo entero a
partir de fotografías intervenidas de tal suerte de trampantojo, es confuso y obliga aparentemente a tomar parte de alguna de las posturas. Pero quizá Fontcuberta
carezca de Punctum. Lo que queda
claro es que el encuentro de estas dos posturas favorece lo indefinible de la fotografía.
Como ya mencioné para Barthes ahora solo se consumen imágenes porque ya no se
consumen creencias y para Fontcuberta "Creer es mucho más cómodo que
dudar. La duda implica una actitud crítica activa, mientras que creer es algo
pasivo."
5
Pero en la segunda parte del libro, en su palinodia, encuentra
un segundo estado de punctum, más
profundo y lúgubre. La foto es un testimonió de lo que fue, y que quizá en el
mismo instante que la película registro esa imagen la contingencia de lo que
había delante ya había desaparecido. También aquí encuentro un contrapunto con
lo que está sucediendo ahora con la fotografía, al poder editar esa imagen, esa
información que denota lo que fue es revitalizarla,
desamortizar la información y darle un sentido a lo que nunca fue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario